Mito: ahuyentar moscas

El domingo decidí almorzar afuera y mientras la grasa del asadito crepitaba para dar su deliciosa crocantez dorada, probé un dispositivo natural* para ahuyentar moscas que publican algunos sitios web o aconsejan en magazines, tanto escritos como televisivos.
El artilugio consta de rodajas de naranja con clavos de olor insertados en la pulpa, y que por su tamaño y atoxicidad se puede poner en la mesa como colorido adornito, previo aviso a los desprevenidos y sorprendidos comensales de que no se los coman**.
Abajo, el resultado.

No anda. No funciona. Las moscas invadieron mi mesa con su insolencia habitual.

Si pongo el ventilador para generar malas condiciones de vuelo al infausto díptero, la comida se enfría y las servilletas se vuelan.
El humo del aceite de citronella, puesto en antorchas o ardiendo en cualquier tipo de mecha, tiene que ser denso como el humo de un incendio forestal.
El Raid azul, imposible de aplicar sobre morfi.
El matamoscas tiene la contra de al ser un lugar abierto, las guachas se van por cualquier lado y vuelven, aunque es lo único que uso hasta que pueda domesticar un par de estas:

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mini spin-offs:

*alimentos como dispositivos naturales.
Si hacen biodiesel, que es una opción a los combustibles netamente fósiles, usan alimentos para su producción y muchos trinan con justa razón.
Si hacen plástico con el almidón del maíz (ácido poliláctico) que es biodegradable, usan alimentos para su producción y también muchos trinan con justa razón.

Pero si se usa tomates para las quemaduras, extracto de zanahorias para broncearse, máscaras de pepinos para refrescarse, miel-azúcar-limón para pulir durezas de la piel, o lo que yo hice con las naranjas/clavo de olor nadie trina, y por mas que se los endilgue como "natural", en menor magnitud se siguen usando alimentos para su faena.
Con lo que cuestan los tomates y la miel, che.


**Dar por sentado la cultura culinaria y de ceremonial&buenas costumbres.
Una vez compartí una mesa de fiesta de casamiento con una persona que creyó que la camita de sal gruesa donde venían las ostras en realidad era arroz y se mandó un terrible -y salado- bocado. La confusión se dio porque de entrada habían servido sushi, cuyos rolls se parecían a la cama de sal gruesa. Esa costumbre de poner poca luz...y dar por entendido que la gente distingue distintas cocinas temáticas.